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¿Crees que no eres suficiente?

Cuando comenzamos un emprendimiento o una nueva actividad, normalmente surgen los miedos y preocupaciones. Una de las principales obstáculos es la creencia de no ser suficientes.


Esa es la creencia raíz que está detrás de la falta de confianza en una misma, del no merecimiento, de la resistencia a la visibilidad, de poner precios demasiado bajos.


Esa es también la creencia raíz detrás del miedo a vender, detrás del miedo a hacer cosas diferentes, detrás del miedo a compartir tu verdad.


¿Y sabes qué? Que todas esas cosas –la confianza en ti misma, el saberte merecedora, el estar dispuesta a hacer cosas distintas, la convicción plena de tu propio valor y del valor de tu trabajo, la autenticidad– son imprescindibles cuando se trata de llevar adelante tu negocio.


Porque si tú no confías en ti, ¿Cómo van a confiar los demás? Si tú no estás plenamente convencida de tu valor, ¿Cómo vas a encontrar personas dispuestas a invertir en tu ayuda? Si no compartes tu verdad, ¿Cómo puedes conectar con tu público? Y si no hay conexión, ¿de dónde van a venir las ventas?


Desde ese lugar de falta de confianza y de merecimiento, de cansancio, de no escucharte a ti misma y no darte lo que necesitas, es imposible hacer crecer un negocio que transforma vidas.


Para lograr la seguridad y confianza, debemos realizar un trabajo introspectivo grande. Muchas veces desistimos porque se nos hace pesado, pero es importante que entiendas que con perseverancia puedes lograr todo lo que te propongas.


Todos tenemos una fuente interior de confianza, de convicción absoluta en nuestro valor, y cuando actuamos desde allí, es imposible fallar.


El trabajo interior consiste en despojarte de todo lo que NO eres, para convertirte en quien eres en realidad: pura Luz y poder creador.


Se trata de identificar y transformar las creencias, patrones y condicionamientos que hasta ahora te han impedido conectar con la verdad de quien eres.


Tu tarea es, simplemente, hacer el trabajo interior y elevar tu propia consciencia, porque de esa forma te conviertes en un gran faro que alumbra el camino de quienes te siguen.


Tener una mentalidad emprendedora significa estar preparado para afrontar los desafíos que supone el camino emprendedor. Significa estar preparado y receptivo hacia el éxito, sea cual sea tu definición de éxito.


Cuando queremos conseguir unos objetivos, pero nuestra mentalidad no está en sintonía, es muy difícil que podamos conseguirlos. Pero la buena noticia es que siempre puedes cambiar tu forma de pensar. La mentalidad no es algo estático, es algo que puedes trabajar y transformar, y en la medida en que lo haces, todo tu mundo cambia también.



3 formas de pensar que van a ayudarte a potenciar tu mentalidad


1. Es Mejor Hecho que perfecto: Significa: hazlo lo mejor que puedas con lo que tienes AHORA, lánzalo, y mejóralo después.

Muchas veces estamos temerosas a la hora de lanzarnos o de lanzar un nuevo producto o servicio, podcast, webinar o lo que sea. Pareciera que nunca está listo, nunca está lo suficientemente bueno. Pero, mientras más esperamos, más personas se están quedando sin disfrutarlo y quedándose sin ayuda.


2. Tú eres tu mejor fórmula: No tienes que hacer lo mismo que hacen los demás. Encuentra tu propio sitio en el mercado y haz las cosas a tu manera. ¡Precisamente es lo que te hace diferente lo que la gente quiere de ti!


Atrévete a salir de la norma, a innovar, a hacerlo distinto. Lo que les funciona a los demás no es necesariamente lo que va a funcionarte a ti.

No te limites nunca pensando que te falta conocimiento, siempre habrá personas que saben más que tú, pero también las hay quienes saben menos que tú, enfócate en ellos para ayudarles y ve aumentando de conocimiento para ayudarles a más personas.


3. Los logros pequeños hacen posible los grandes logros: Muchas veces estamos tan orientados hacia esos logros grandes que perdemos de vista los logros más pequeños, sin darnos cuenta de que sin estos logros pequeños, alcanzar las metas grandes es imposible.


No podemos pasar de cero a cien en un segundo. No podemos llegar a un segundo piso de un salto, tenemos que subir peldaño por peldaño.


Los «pequeños» logros marcan los hitos que te acercan a tu objetivo, y son tan dignos de celebración como cualquier logro grande. De manera que no dejes que tus logros pequeños pasen por debajo de la mesa, reconócelos y celébralos.


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Un abrazote!




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